domingo, 12 de junio de 2011

Inolvidable, el ingreso de JC Chávez al Salón de la Fama

El mejor boxeador mexicano de todos los tiempos agradeció por todas las noches de gloria que tuvo a lo largo de su carrera; Tyson, otro de los inmortales, estuvo cerca del llanto



El ambiente era mágico, se respiraba la grandeza, la inmortalidad lograda con sus puños, los mismos que desde hoy reposan ya en el Salón de la Fama del Boxeo Internacional en este pueblo que se vistió de gala para honrar a la clase 2011 encabezada nada más y nada menos que por el Gran Campeón Mexicano, Julio César Chávez, y el último gran Campeón Mundial Pesado, Mike Tyson.
Fue un homenaje al sacrificio hecho durante tantos años, a las alegrías provocadas por sus triunfos. Fueron ovacionados en más de una ocasión por los cientos y cientos de fanáticos que ayer convirtieron a Canastota como el centro del mundo pugilístico internacional. A cambio recibieron un anillo conmemorativo y un certificado de su inmortalización.
La lluvia por la mañana no pudo evitar una convocatoria que resultó histórica, como épicos resultaron sus triunfos dentro del cuadrilátero. A Chávez y Tyson les acompañaron el ruso Kostya Tszyu, el entrenador mexicano Nacho Beristáin, el réferi Joe Cortez y el actor Sylvester Stallone.
“Estoy muy feliz y esto quiero compartirlo con México”, dijo Chávez en tanto emocionados cientos de fanáticos se paraban para rendirle pleitesía. Una sonrisa esbozó el Tricampeón Mundial. “Este es el fin de mi carrera, el sacrificio valió la pena, los triunfos, las grandes noches y hoy pongo fin a ese proceso, este es el último paso para un boxeador y ya lo di, me  siento orgulloso”, agregó.
Chávez y Tyson, quien estuvo cerca del llanto, se robaron el día. Stallone pudo haberlo hecho cuando comenzaron los gritos de ‘Rocky, Rocky’, pero no. Humildemente se rindió ante la grandeza de quienes le acompañaban, se brindó hacia ellos y a cambio recibió el respeto de cada uno, incluidos JC y ‘Iron’. Nacho Beristáin se dijo emocionado por  pertenecer a una clase histórico y también de haberse ganado un lugar entre ellos.
Fue algo inolvidable, tres grandes Campeones, un entrenador, un réferi y un actor los que le dieron vida a Canastota, un pequeño pueblo de menos de 10 mil habitantes que festejó, con los más de 30 Campeones Mundiales que se dieron cita, la inmortalidad de quienes hoy dejan de ser, oficialmente hombres y se convierte en leyendas.

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