domingo, 10 de julio de 2011

Nuevo León siempre en ascenso... en ejecuciones

El estado norteño continúa escalando posiciones en número de asesinatos, tanto de sicarios como de personas inocentes, y en la crueldad con que se cometen: incineraciones, decapitaciones y descuartizamientos.




Monterrey • Las ráfagas de rifles automáticos interrumpieron el camino a la escuela cuando cerca de 20 padres de familia y sus hijos se encontraron entre las balas frente al Colegio Juan Pablo II, en Guadalupe, municipio conurbado de Monterrey. Era mediados de junio.
Así como protegió a su hijo al agacharlo dentro de su vehículo, el hombre que da este testimonio para M Semanal quiere preservar su identidad. Dijo recordar que escuchó venir los disparos del cruce de Chapultepec y Cuauhtémoc, donde un grupo de sicarios dejó los cuerpos desmembrados de José Antonio Cerda, El Cabrito, de 32 años de edad, y de Juan Manuel García Garza, El Negro, de 25, escoltas de la avanzada de Rodrigo Medina de la Cruz, gobernador de Nuevo León (NL).
Así inició en NL el día más sangriento del 2011, cuando más de 30 personas murieron, cinco en un enfrentamiento con el Ejército en el municipio suburbano de Pesquería, todos ellos involucrados en el secuestro de los guardaespaldas de Medina de la Cruz.
Pese a que Chihuahua tuvo más ejecuciones al finalizar el primer semestre del año, NL se convirtió en el estado con mayor incremento de asesinatos, todos ligados a las acciones de la delincuencia organizada: del primero de enero al 30 de junio se cometieron 868 homicidios, pero en 2010 hubo 285, lo que equivale a 204 por ciento de incremento, con lo que supera a Chihuahua, Guerrero, Durango y Sinaloa. En cuanto a asesinatos totales, en ese mismo periodo en Chihuahua murieron ejecutados mil 29 personas, lo que coloca a Nuevo León en el segundo lugar nacional, con 868, seguido por Guerrero con 787, Sinaloa con 739 y Durango, donde se cometieron 683 asesinatos.
MÁS CRUELES
Además del aumento en la cifra de homicidios, la crueldad en los métodos también escaló de nivel cuando un grupo de sicarios colgó vivas a cuatro personas para luego matarlas en un concurrido puente vial conocido como La joroba, localizado en las avenidas Revolución y Chapultepec. En uno de los casos, ocurrido el 12 de junio, los integrantes del comando armado le prendieron fuego a uno de los sujetos, presunto halcón (espía e informante) de un grupo rival. El descuartizamiento de personas, incluidas mujeres, se incrementó: de enero a junio sumaron 21 desmembrados o decapitados en diferentes hechos en 12 municipios del estado, incluidos dos policías municipales de Guadalupe, los dos custodios del gobernador y tres celadores del penal de Cadereyta. Los homicidios de personas inocentes también se incrementaron, ya que de 28 en 2010 pasaron a 32 en 2011.
Además de los guardaespaldas del gobernador, en el semestre que recién concluye se dieron otras ejecuciones de alto perfil, como la del director de Seguridad de Santa Catarina —pues a finales de junio un comando entró directo a su oficina para matarlo— y la del director del Centro de Coordinación Integral de Control, Comando, Comunicaciones y Cómputo (C5) de Nuevo León, Homero Guillermo Salcido Treviño, sucedida el 13 de febrero. Al funcionario lo entregaron sus escoltas a un grupo criminal que horas después lo ultimó a balazos y quemó su camioneta blindada en una calle del Centro de Monterrey.
En el caso de la muerte de los escoltas de Medina de la Cruz participaron policías de General Zuazua y Pesquería; el l3 de julio les ejecutaron órdenes de aprehensión a 36 de ellos tras mantenerlos arraigados durante 15 días.

SEMANA NEFASTA PARA UN ALCALDE
La peor semana para el alcalde de Santa Catarina, el panista Gabriel Navarro Rodríguez, fue la que inició el 27 de junio, cuando le asesinaron a Germán Pérez Quiroz, encargado de la Dirección de Policía, en su propio despacho. El colofón llegó el primero de julio, cuando se dio un tiroteo entre hombres armados y los escoltas municipales afuera de la casa de los padres de Navarro Rodríguez, balacera que la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) se apresuró a descartar atribuyéndoselo a un “topetón” —término policial que alude a un encuentro fortuito entre grupos armados. La administración municipal se sumó a esa versión, pese a que horas antes, al concluir una sesión de Cabildo, se anunciara el relevo de Manuel Uco Limón, encargado de despacho de la Secretaría de Seguridad Pública, y el de Antonio Marroquín, titular de la Dirección de Tránsito. Ambos funcionarios no habían presentado sus pruebas de confianza hasta que el homicidio del jefe policiaco destapó el incumplimiento y enfrentó al estado con el municipio.
Entonces se supo que Pérez Quiroz estuvo bajo proceso por presuntamente ser informante de Ismael Zambada García, El Mayo, y de Arturo González Hernández, El Chaky. Por ello fue detenido junto con otros elementos federales y militares el 21 de octubre de 2002, aunque libró la acusación. Ya el 17 de abril de 2004 el Juez Sexto de Distrito en Materia de Procesos Penales Federales en el Estado de México lo sentenció a 10 años de prisión, pero el funcionario, a invitación de Uco Limón, reingresó a la corporación en 2010.
La administración municipal negó saber de estos hechos, e insistió en que esos mandos no realizaron las pruebas de confianza en el Centro de Información para la Seguridad del Estado, de Evaluación y Control de Confianza (CISEC) porque habían preferido acudir a la Federación, e hicieron pública la carta de no antecedentes penales de Pérez Quiroz expedida por la Dirección de Prevención y Reinserción Social del estado.
Horas después de cesar a sus jefes policiacos, sus escoltas se envolvieron en una balacera en la calle Sierra Nayarita y Sierra Guadalcázar, en la colonia Las Sierras, frente a la casa donde viven los padres del presidente municipal, dentro de la cual éste se encontraba al iniciar el tiroteo. Navarro Rodríguez no ha vuelto a aparecer desde entonces en público. Pero la PGJE concluyó: “No es un atentado al alcalde; hubo un intercambio de disparos de arma de fuego de muy corto tiempo. Tenemos tres casquillos en el lugar de los hechos, y fue un intercambio entre los escoltas del alcalde. Pero repito, no se encontraba el alcalde en ese momento en ese lugar, no fue una acción directa en contra del alcalde, fue como le llaman en el argot policiaco un ‘topetón’”, detallaron las autoridades dos horas después del atentado. A la fecha, la corporación municipal sigue acéfala.

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